Juan 21:15-27
5 Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?
—Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro.
—Apacienta mis corderos —le dijo Jesús.
16 Y volvió a preguntarle:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
—Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
—Cuida de mis ovejas.
17 Por tercera vez Jesús le preguntó:
—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?» Así que le dijo:
—Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.
—Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—. 18 De veras te aseguro que cuando eras más joven te vestías tú mismo e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras ir.
19 Esto dijo Jesús para dar a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Después de eso añadió:
—¡Sígueme!
¿Qué les llama la atención del texto?
- Jesús sabe lo que va a suceder, él tiene el control.
- Pedro se duele de la pregunta de Jesús, quizás porque anteriormente lo había negado.
- A pesar de que pedro lo hubiese negado, Jesús no le reclama a Pedro, ni le hace algún reproche.
- A pesar de las equivocaciones de Pedro, Jesús lo invita a seguirle.
- Después de la resurrección Jesús se le apareció a Pedro, y aun a pesar de su negación y equivocaciones le pidió que apacentara Su rebaño.
- Al Jesús pedirle que apacentara su rebaño a Pedro, estaba demostrando que confiaba en él, y que le brindaría lo necesario de forma tal que podía llevar a cabo tal tarea.
¿Quién era Pedro?
- Un pescador
- No era letrado
- Temperamental/impulsivo
- Era casado
- Hijo de Jonás
Después de su encuentro con Jesús:
- Se convirtió en un apóstol
- Era parte del círculo íntimo de Jesús
- Era un importante líder de la Iglesia
- Era un hombre lleno del Espíritu Santo
- Según cuenta la tradición, murió crucificado al revés.
En Juan 6:66-69, confiesa que Jesús es el Cristo, el hijo del Dios viviente.
En Mt 26:31-35, Pedro le dice a Jesús que jamás lo negará. Y como todos sabemos, lo hizo.
Es más, incluso en Gálatas, vemos que Pedro seguía cometiendo errores...
Todo esto nos deja ver que a pesar de que nosotros fallamos, incluso después de conocer al Señor, lo seguimos haciendo, Dios nos confía importantes responsabilidades.
Cada quien tiene su camino con el Señor, pero a pesar de nuestras fallas, podemos ser auténticos, sinceros, estamos en un peregrinaje, en un proceso para crecer a semejanza del Señor.
Lo importante es saber que él nos ha llamado, y como Señor, si aceptamos ser sus discípulos, si le respondemos; él, que comenzó la obra en nosotros, la terminará.
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